20 de mayo de 1999 |
José Carlos Mauricio y la Unión Deportiva Las Palmas | |
ALFONSO O*SHANAHAN La labor llamada de intermediación que el dirigente de Coalición Canaria José Carlos Mauricio ha efectuado cerca de destacados miembros de la alta oligarquía canaria (también factible de llamar plutocracia dado el inmenso poder económico que han llegado a alcanzar) para salvar a la Unión Deportiva Las Palmas recuerda un poco a la que hiciera en su tiempo Juan Rodríguez Doreste para unir a Matías Vega Guerra y Eufemiano Fuentes Díaz (primer presidente de la U.D.) en proyectos comunes, pero que acabaron como el rosario de la aurora, dada la incompatibilidad profunda de ambas figuras de la sociedad canaria. Lo cuenta Rodríguez Doreste en su libro Memorias de un hijo del siglo, selectivas como todos los textos memorialistas (y como la memoria misma), pero muy ilustrativas... El caso es que se llevan mal cuatro grandes capitostes (permítanme el coloquialismo) y ahora se aumenta el número de ellos, enfrascados algunos en guerras particulares (aunque abiertas, es decir, conocidas en parte, lo poco que se filtra) con pretensiones de que las aparquen. Vana pretensión, creo, cuando de lo que se trata es de invertir en identidad (mantener la pureza de capital canario: ¿no quedamos que el dinero no tiene patria ni bandera ni color»), concepto en el que esos grandes capitalistas (acostumbrados de consumo a la rentabilidad pronta y mucha) no están impuestos. Tengo la impresión de que el éxito de la operación (apuntalar un edificio que amenaza ruina) durará mientras aguante el fuelle de José Carlos Mauricio, un malabarista de la palabra, un artista de la persuasión (algo así como Manuel Hermoso, al que Juan Manuel García Ramos llamó embaucador), un gran estratega de salón, pero sin poderes reales dentro de esa fauna en la que le ha dado por meterse en su calidad de portavoz del grupo de Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados. ¡Lástima que todas esas dotes y tamaños poderes que ha demostrado tener Mauricio en esta batalla no las sacara a relucir hace unos meses, cuando evaluó mal sus propias fuerzas y en vez de apostar fuertemente por él mismo para la candidatura a la presidencia autonómica, teniendo los mismos poderes que ahora ha demostrado tener, es decir, los de carácter fáctico, le entregó todo a ATI y a Adán Martín, en aquel momento muy debilitado por sus más que conocidos problemas políticos y personales! Sí, es una verdadera lástima. Además, nos hubiéramos ahorrado otras batallas... Por supuesto, le deseo éxito a José Carlos Mauricio (acaso con más capacidad que otros para ser un buen aprendiz de brujo) en esta aventura voluntarista de salvar la canariedad de la Unión Deportiva, pero también le deseo, parafraseando a Cervantes, que las cañas de hoy no se le vuelvan lanzas mañana... De verdad. |