El fútbol canario tras la guerra civil |
El 1º de abril de 1939 el general Franco firma en Burgos el parte que daba fin a la guerra que se había prolongado durante casi tres años. Mientras gran parte de la Península presentaba un aspecto desolador, con ciudades bombardeadas, pueblos y campos arrasados, hambre, miseria y enfermedades, las Islas Canarias, por no haber estado directamente implicadas en el campo de batalla, no se vieron afectadas de estas grandes calamidades, pero sí de una situación de penuria y escasez de suministros.En el fútbol español la Delegación Nacional de Deportes, creada en 1937, estaba dirigida por elgeneral Moscardó, quien había nombrado al teniente coronel Troncoso como presidente de la Federación Nacional .Fueron nombrados como Presidente de la Federación de Las Palmas D. Fernando Rivero del Castillo y delegado del comité de Las Palmas, D. Vicente Martínez y D. Juan De la Cruz como presidente y delegado del comité de Tenerife a D José Díaz Prieto. El modelo canario para gestionar la autarquía fue muy diferente al peninsular. En las islas, tras el triunfo nacional se instaura un régimen de intendencia militar en lo económico y de control estricto sobre el grueso de la población, con gran participación de la iglesia, en lo social. El fútbol canario tras la guerra civil (C)JAVIER DOMINGUEZ GARCIA.2010 Implantación del nuevo “régimen” El 1º de abril de 1939 el general Franco firma en Burgos el parte que daba fin a la guerra que se había prolongado durante casi tres años. Mientras gran parte de la Península presentaba un aspecto desolador, con ciudades bombardeadas, pueblos y campos arrasados, hambre, miseria y enfermedades, las Islas Canarias, por no haber estado directamente implicadas en el campo de batalla, no se vieron afectadas de estas grandes calamidades, pero sí de una situación de penuria y escasez de suministros . El modelo canario para gestionar la autarquía fue muy diferente al peninsular. En las islas, tras el triunfo nacional se instaura un régimen de intendencia militar en lo económico y de control estricto sobre el grueso de la población, con gran participación de la iglesia, en lo social. Los disidentes políticos no existían pues habían sido derrotados contundentemente y los que no habían perecido en los años de guerra precedentes, marcharon al exilio o seguían encarcelados y bajo las consecuencias de la represión. Desde el 18 de julio de 1936 los principios del “Movimiento Nacional” son aplicados en Canarias por altos oficiales del ejército implicados en la conspiración del general Franco, apoyados por otros militares retirados y de poderosos miembros de la burguesía terrateniente y agrícola insular, junto a destacados elementos de la Falange local. Ellos son quienes dirigen el proceso político-administrativo y de organización ciudadana con las ideas del nuevo régimen. Se clasifica a los ciudadanos como afectos, desafectos e indiferentes y los “leales” son nombrados como autoridades en sustitución de los que lo venían haciendo . Así en Las Palmas se nombra al militar retirado D. Jesús Ferrer Jimeno, como alcalde y como Gobernador Civil al teniente coronel D. Plácido Álvarez Buylla y López Villamil. A su vez el capitán D. Prudencio Guzmán González asumía la Jefatura Provincial del Movimiento, importante puesto de control instaurado por el nuevo régimen. En el fútbol español la Delegación Nacional de Deportes, creada en 1937, estaba dirigida por el general Moscardó, quien había nombrado al teniente coronel Troncoso como presidente de la Federación Nacional .Fueron nombrados como Presidente de la Federación de Las Palmas D. Fernando Rivero del Castillo y delegado del comité de Las Palmas, D. Vicente Martínez y D. Juan De la Cruz como presidente y delegado del comité de Tenerife a D José Díaz Prieto. Una de las novedades impuestas de inmediato fue la vuelta a la antigua denominación de los clubes, eliminando cualquier extranjerismo. Así la Federación Nacional ordenaba que se cumpliera esta normativa. En las islas no hubo mucho cambio en los nombres de los clubes existentes, que ya habían cambiado su denominación en 1931 con la llegada de la República, salvo algunos como el Sporting de San José o el Racing Club, que pasaron a llamarse Club Deportivo San José y Club Las Palmas respectivamente. También se establece un cuadro de sanciones para los elementos deportivos que se hayan mostrado desafectos a los principios del Glorioso Movimiento Nacional . Aunque no fueron escenario de batallas los terrenos isleños, la guerra dejó en las islas una situación de hambre, enfermedad , escasez de todo tipo de bienes como la gasolina, el azúcar, maíz, trigo, carne y diversos artículos de primera necesidad ,teniendo la población que sobrevivir autárquicamente de lo que se producía localmente. Esta situación produjo también que muchos isleños pensaran salir de esta miseria emigrando a Venezuela. Futbolistas y clubes reanudan sus actividades La celebración de partidos de fútbol en las islas no se había interrumpido prácticamente durante toda la contienda. Durante la misma se formó el combinado Pepe Gonçalves en Las Palmas con los jugadores de 1ª División y otros profesionales que habían quedado en la isla durante la guerra, jugando varios partidos en ambas capitales. En Tenerife se había mantenido la competición durante casi todo el conflicto con los equipos existentes en 1ª categoría, disputándose campeonatos provinciales en 1937 y 1939. Por otro lado, los partidos entre infantiles y juveniles eran numerosos y es de este vivero de chiquillos de donde empiezan a salir las nuevas figuras del fútbol canario. Los jóvenes que quedaron en retaguardia continuaron practicando su deporte favorito. Por estas razones no tardaron en organizarse los históricos clubes y comenzar de inmediato con los partidos y competiciones. Al término de la guerra, la mayor parte de la juventud que estaba movilizada, continuó en esa situación y se mantuvieron vestidos de soldados durante los años que duró la contienda mundial, pues muchos de los que regresaban del frente, se encontraron que prolongaban su situación militar debido a que las islas tenían que ser defendidas ante un posible ataque extranjero . El ser futbolista era un interesante motivo para huir de las trincheras para aquellos que estuvieron en el frente y también lo era para obtener un buen destino que le permitiera continuar con la práctica deportiva. El deporte se desarrolla rápidamente en los primeros años de posguerra a pesar del bloqueo y aislamiento en que las islas comienzan a verse sometidas desde el estallido de la II Guerra Mundial en Septiembre de 1939 . Destituciones y depuraciones La labor depuradora del nuevo estado se hizo patente con el Colegio Nacional de Árbitros dirigido por Pedro Escartín. Fueron muchos los que no pudieron ejercer el arbitraje por su condición política. En las islas fueron capacitados para ejercer esta función algunos de los que lo habían hecho antes de la guerra como Díaz Casanova, Morales Torón, Ferrera Ferraz, Correa Díaz en Las Palmas y Victoriano Rios, Andrés Llombet y Juan Padrón en Tenerife, donde Rodríguez Bello había sido nombrado delegado. Aparecen nuevos colegiados, llamados “nazarenos”, como Juan García “pintona” o Juan de Armas, quienes dirigen numerosos encuentros en virtud de su autoridad y la confianza que el nuevo poder les confería. Se hacen muchos llamamientos al orden y buena educación, tanto de jugadores como del público, llegándose a pedir a los jugadores que sean “agredidos de palabra” por parte del público, se dirijan al árbitro o jueces de línea para que requieran a los agentes de la autoridad y procedan a la expulsión del espectador que atente contra el normal desarrollo de los espectáculos deportivos. Por otro lado se piden a los clubes datos y relaciones de sus socios y jugadores así como de los familiares “Caídos por Dios y por la Patria”, bien en los frentes de batalla o víctimas del furor rojo. La federación pretendía imponer la máxima disciplina en los campos de juego e interesaba a todos los clubes para que sus jugadores y seguidores mantuvieran en el campo la corrección debida y advertía a los jugadores que estaba dispuesto a castigar duramente el comportamiento incorrecto con los árbitros y con el público, dándole a los árbitros las máximas atribuciones deportivas y de orden público. Esta normativa no la cumplieron los clubes inmediatamente, por lo que la autoridad intervino en algunos casos en la organización interna o directiva de los mismos. Así en febrero de 1940 es destituido por “orden superior” el Presidente del Marino D. Jacinto Ojeda Armas, siendo impuesto para el cargo, por la Federación de Las Palmas, el militar D. Pío Ojea Fernández para presidir la entidad. El presidente impuesto mantiene a la misma directiva que venía actuando, pero en el mes de marzo los directivos marinistas le sustituyen por sus “incomparecencias y abandono de su cargo”, nombrando de nuevo a D. Jacinto Ojeda presidente y a D.Bernardo Doreste vicepresidente, para relevarle. La Federación no acepta éste cambio y vuelve a imponer a D. Pio en la presidencia y como vicepresidente al teniente coronel D.Manuel Gautier Atienza incorporando a su vez a D.Cecilio López y D.Gregorio Gil Marrero como directivos. La obligación de sus deberes militares de gran parte de la juventud y por consiguiente de los futbolistas, hacía necesario en muchas ocasiones la solicitud de permisos o cambios de destino con el objeto de poder alinearse con sus equipos correspondientes. La intervención de directivos o determinados personajes públicos era necesaria en muchas ocasiones para obtener la participación de algún elemento en partidos de los campeonatos que se celebraban. A finales de abril es nombrado Pelayo López Martín-Romero como nuevo delegado de la Federación Nacional en Tenerife sustituyendo a D. José Díaz Prieto que volvía como secretario al CD Tenerife. Los primeros partidos tras la guerra Proliferaban por toda la geografía insular “tesos” o campos donde la chiquillería jugaba a la pelota, pues era el fútbol y la lucha canaria los deportes favoritos de la juventud local. La Junta de Obras del Puerto de La Luz concede al Victoria la explotación de unos terrenos que fueron acondicionados como campo de fútbol. Dicho campo se llamó “Pepe Gonçálves” y fue el primer coliseo futbolístico de Las Palmas desde 1939 hasta la inauguración del Estadio de Las Palmas, luego Insular, en 1944. El antiguo Campo España seguía siendo utilizado por el Marino y el Unión Marina, aunque sin celebrarse partidos de primera categoría. El Campo de Bellavista en Las Torres fue ocupado por el regimiento del Ejército de Tierra y se convirtió en un acuartelamiento. Algunos partidos se jugaron en Santa Brígida, pero el recinto porteño fue el homologado por la federación para los partidos de máxima categoría regional. Otros campos con cierta entidad, porque en ellos se celebraron partidos entre clubes importantes, eran los de Arucas, el de la Atalaya en Guía, Barrial en Gáldar y el campo de Telde. De menor entidad pero muy populares eran el del Polvorín, el de Fuentes en los arenales y el de La Rocha en Tafira, donde jugaban equipos infantiles y de menor categoría, pero que fueron los terrenos donde se iniciaron muchos futbolistas de la década. (Las Brujas y La Mina) A principios de 1939 los clubes Marino, Victoria, Gran Canaria y Atlético ya tenían perfilados sus cuadros con muchos noveles futbolistas y algún veterano como Armas “el claca” o Alvarez “furrunga”, quienes con gran animosidad volvían a ponerse de corto y defender a sus clubes de antes de la guerra. Tras una primera confrontación entre los eternos rivales en que se produjeron graves incidentes entre jugadores, árbitro y público mantuvieron sin espectáculos futbolísticos hasta el mes de abril en que se anunciaba un trofeo llamado Copa del Generalísmo a disputar entre los clubes de primera categoría de Las Palmas. El Torneo fue jugado a modo de eliminatoria .El Marino eliminó al Atlético (4-2 y 0-1) y el Victoria al Gran Canaria que se había fusionado con la Gimnástica (2-2 y 2-1). La final entre los eternos rivales fue ganada por los porteños con los que comenzaba a brillar el delantero centro Luis Miranda Junco. Empezaban a destacar nuevos futbolistas como Lavao II, Polo, Trapiche, Ceballos, Rosado, Elzo, junto a otros conocidos en el fútbol porteño de antes de la guerra como Déniz, Sinforiano, García y otros. El 14 de mayo de 1939 se implantó el racionamiento en todo el país con el objeto de distribuir los alimentos y artículos de primera necesidad a toda la población, a la que se les dotó de una cartilla con la que se accedía a retirar café, aceite, azúcar, jabón y otros productos. Paralelamente surge el “estraperlo”, que en Canarias derivó en la actividad conocida como el “cambuyón” que sirvió para que mucha gente se enriqueciera y otros dieran con sus huesos en la cárcel o en campos de castigo por las duras penas impuestas a los contrabandistas. El Victoria y una selección de Tenerife jugaron dos partidos amistosos que contaron con una numerosa concurrencia. En Santa Cruz, los locales golearon por 7-1 a los porteños con una superioridad aplastante. Los veteranos como Rancel, Morera o Chicote junto a los nuevos valores que se presentaban Florencio, Agustín, Jorge, Martinica o Quique, realizaron un gran encuentro en donde volvíó la pasión de las antiguas competiciones. El 28 de mayo los tinerfeños se presentaron en el Pepe Gonçalves acompañados de muchos seguidores llegados en el vapor “La Palma”. Acudieron al puerto a recibirles el presidente del Victoria D. Alejandro Pavillard y el empresario del campo D. Federico Correa. El Victoria se presentaba con el meta del Hércules, Pérez; con Lalo y Ceballos en la defensa, Polo, Sinforiano y Alfonso en la línea media, jugando como delanteros Fisco, Matías, Miranda, Déniz y García I. Los victoristas vencieron por un rotundo 4-0 ante un Tenerife que no decepcionó a la afición grancanaria y donde la nueva figura porteña, Luis Miranda conseguía marcar tres goles él solito. En las semanas siguientes continuaron los partidos entre los distintos equipos . Durante los meses de verano regresaron a las islas, muchos de los paisanos que habían estado combatiendo en la guerra civil. Gran alegría en la población que acudió a recibirles al muelle a bordo del vapor “Castillo de Coca”. Algunos de estos jóvenes volverían a practicar de nuevo el balompié con sus equipos isleños. En septiembre y para las fiestas del Cristo, jugaron en La Laguna el Hespérides y el Tenerife , ganando los laguneros por 3-2, siendo el victorista Luis Miranda, cedido para la ocasión, quien volvió locos a los defensas blanquiazules, siendo nuevamente el autor de los tres goles hesperidistas. Días después, el Marino jugó en Santa Cruz y perdió 4-3 ante el Tenerife. Morera entrenaba al Price, Graciliano Luis al Iberia y Andrés Llombet al Tenerife. Campeonatos provinciales y regionales La Federación Nacional acordó la reanudación de los campeonatos regionales como inicio del rodaje de los clubes tras la contienda. En la Península fueron once las federaciones que organizaron sus campeonatos regionales. Se inscribieron 66 clubes de toda España y los partidos se celebraron desde el 17 de septiembre hasta el 28 de Noviembre de 1939. El 3 de diciembre de este mismo año, comenzaba a disputarse el campeonato de Liga con la incorporación del Atlético Aviación a suplir la plaza del Oviedo que había solicitado una moratoria por el estado de su terreno de juego tras la guerra. En Canarias no se celebró el campeonato regional este año aunque la organización del fútbol canario quedó establecida con la disputa de los campeonatos provinciales y regionales. Se programó un campeonato a modo de liga en Las Palmas y otro en Tenerife entre los cinco clubes que formaban la Primera Categoría de cada isla. La Copa de Canarias la jugaban a doble partido los Campeones y Subcampeones provinciales y por último se celebraba la Liga Regional Canaria con los mejores clasificados por cada provincia hasta ocho clubes. En el verano se esperaba la visita de algún equipo foráneo. Mientras, los clubes se fueron organizando y formando sus cuadros entre los futbolistas disponibles de cara al provincial de 1939-40, pero por las repetidas desavenencias entre los clubes del Puerto y de Las Palmas surgidas meses atrás, el campeonato local quedó suspendido por decisión gubernativa por motivos “extra-deportivos” . Había que “cortar el mínimo atisbo de disturbios o desobediencia civil” y el Gobernador civil, que era militar, impuso su criterio. JUGADORES CANARIOS EN LA PENÍNSULA Los futbolistas, que estuvieron activos por su participación en partidos y torneos celebrados durante la contienda, se fueron incorporando a los clubes a medida que estos se reorganizaban. No fue lo mismo para todos ellos, pues según su situación “política” podían “no ser autorizados” a jugar. Unos volvieron a sus antiguos clubes y otros cambiaron. Un buen número de futbolistas isleños que se habían incorporado al arma de aviación durante la contienda ingresaron en el Atlético Aviación, pues en octubre de 1939 el Atlético de Madrid se convierte en Atlético Aviación por fusión con el Aviación Nacional. Futbolistas como Arencibia y Mesa que pertenecían al Atlético de Madrid en 1936 y otros, como Campos o Machín, que fueron “aviadores”, defendieron sus colores. El Madrid, que había estado inactivo durante la contienda, al término de la guerra gracias a la labor de D. Pablo Hernández Coronado, incorpora a antiguos elementos como Quincoces, Ipiña, Bonet, Leoncito, Gaspar Rubio y también al victorista Timimi que con los blancos participa en el Campeonato Regional de Castilla. Una lesión lo apartaría de jugar la liga de 1939-40. El inquieto Hilario, que había jugado con el Valencia la Copa de 1936, es fichado por el F.C. Barcelona con el que participa en la Liga donde juega seis partidos marcando un gol. El tinerfeño Gabriel Jorge se incorpora al Español junto a Quique y Semán también en esta temporada, teniendo brillantes actuaciones en el Campeonato de Cataluña, en la Liga y en la Copa del Generalísimo donde se proclama Campeón. En el Hércules de Alicante son siete canarios los que pertenecen a su plantilla en las fechas siguientes al final de la guerra: Los porteros Pérez y “Zacarías” Betancort, además de Tatono, Perdomo, García Mujica “teodosio III”, Medina y Del Pino “el rehoyano”. El nuevo ídolo de la afición victorista, Luis Miranda, emprende una aventura por los clubes peninsulares y después de jugar partidos de prueba con el Real Madrid y con el Atlético Aviación, es con el F.C.Barcelona con el que debuta en Primera División el 4 de febrero de 1940 ante el Sevilla en Las Corts. El tinerfeño Fuentes se incorpora al Celta de Vigo en el mes de marzo jugando seis partidos de Liga. En la segunda división también lo hacen en el Gerona, el marinista Trujillo “Hiche” y el tinerfeño Rancel; y Sinforiano “teodosio IV” y Ruano participan con la U.D. Levante, en la fusión con la Gimnástica valenciana, que hacía desaparecer a la Union Deportiva Levante Gimnástica conocido coloquialmente como el “Udelage” nombre que venía de las siglas U.D.L.G. El exilio también contó con jugadores canarios como los hermanos Valle, Luis y Joaquín, que jugaron durante varias temporadas en Niza; el gran ídolo de la afición Padrón “el sueco” y los marinistas Hito y Medina, que tras la guerra se instalaron en Francia donde corrieron diversa suerte al sorprenderles la II Guerra Mundial en territorio galo. También el pionero del fútbol lagunero Francisco Peraza marchó al exilio en Venezuela. Fomento del fútbol en colegios y cuarteles En la F.E.F. se producen cambios y los falangistas pasan a tomar el mando nombrando a Javier Barroso, amigo personal de Franco, como Presidente. El fomento del fútbol por los nuevos gobernantes se realiza a través del Frente de Juventudes y fue una tarea a la que se dedicó gran atención en las islas, no solo en las capitales sino por muchos pueblos del interior y en otras islas como La Palma, Lanzarote y Fuerteventura donde pronto se organizan campeonatos promovidos por militares principalmente. El fútbol pasa a ser el principal entretenimiento que niños y jóvenes pueden tener en aquellos años, por ello su práctica en colegios, cuarteles y pueblos del interior aumenta considerablemente como muestra del fomento que del deporte hace el nuevo régimen a imitación de los otros regímenes totalitarios que triunfaban por Europa, como eran el nazismo en Alemania y el fascismo en Italia. Partidos organizados por el Frente de Juventudes o el SEU entre los estudiantes del Instituto o las escuelas de Comercio, Peritos o Magisterio son frecuentes en estos primeros años desde el final de la guerra. Se celebran campeonatos en los colegios religiosos de Las Palmas y en sus patios es donde se inician muchos de los que serían destacados elementos en los equipos insulares y luego en los nacionales. Hemos de señalar los colegios de San José de los franciscanos de la calle Padre Cueto, para los niños del Puerto; y en Las Palmas, los jesuitas del San Ignacio de Loyola en Vegueta, y el del Corazón de María en el barrio del Marino a cargo de los claretianos. Elemento destacado es el hermano Juan que promociona el fútbol con el equipo del colegio “La Salle” de Arucas, conocidos como los “hermanos baberos”. En Tenerife, el Colegio de San Ildefonso mantenía la tradición que arrastraba desde los albores del deporte en la isla. En estos equipos colegiales empezaban a destacar muchos de los que en pocos años serían las figuras de los clubes locales como Silva, Pacuco Jorge o Hernández del colegio franciscano del Puerto o Mujica , Delfín, o Torres en los jesuitas de Las Palmas, o Luis Molowny en el colegio de La Salle de Tenerife. También en las celebraciones de la patrona del ejército no faltaban los actos conmemorativos y partidos entre Regimientos. Enfermedades y epidemias azotan a la población: Tifus y tuberculosis. El 14 de octubre de 1940 es nombrado Capitán General de Canarias García Escámez , crea el Mando Económico de Canarias desde agosto de 1941 hasta Febrero de 1946 La situación de hambre y penuria se había agudizado en toda España puesto que casi todas las naciones, excepto Portugal y los países amigos del eje, Alemania e Italia, imponían un fuerte bloqueo al régimen de Franco. Las Islas Canarias se fueron encontrando en una situación de gran aislamiento y carencia de suministros que ocasionaron a la población muchísimas penalidades. Comienzan a aparecer enfermedades como la tuberculosis, el tifus o la gastroenteritis que hacían estragos en gran parte de la empobrecida población insular, que vivía en condiciones insalubres con falta de agua e higiene adecuada, sobre todo en niños y jóvenes. A pesar de ello el fútbol y la práctica deportiva no decae en las islas. Tanto los practicantes como la afición, iban en aumento y en muchos núcleos de población de la ciudad o del campo surgían equipos de fútbol en las sociedades de recreo existentes o de nueva creación. Proliferan los partidos en todas las categorías: profesionales, amateurs, juveniles e infantiles. Los dirigentes creían firmemente que el fútbol era una forma eficaz de entretenimiento y distracción de una sociedad que pasaba muchas penalidades por el aislamiento a que estaba sometida. En los pueblos del interior: Arucas, Guía, Gáldar, Agaete, Teror, Telde y Tafira eran localidades donde había una regular actividad futbolística desde pocos meses después del fin de la guerra, y se celebraría un Campeonato del Norte de la isla. De forma similar ocurre en Tenerife y sus pueblos como La Orotava, Icod, Garachico, el Puerto de la Cruz que celebran muchos torneos y campeonatos. BIBLIOGRAFIA: DOMINGUEZ GARCIA,JAVIER.Cien años de fútbol canario. Volumen III (1940-1950) Hemeroteca de Prensa Canaria de 1939-1950.
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