Ni sacando mil conejos de la chistera Hay razones incluso extradeportivas que explican el fracaso de las tres últimas campañas |
Patricio Viñayo. 24.5.99 La cesión defectuosa de Marco Haber a Cicovic precipitó el empate del Leganés el pasado sábado y seguramente el cierre de la temporada 98 / 99 para Las Palmas. Pero ése es el último eslabón de una larga cadena de errores. El balón fue al sitio natural de Álex en el partido, un centrocampista reconvertido que tal vez se fue por instinto hacia adelante, casi dejando atrás al alemán, el hombre que en realidad debía estar por delante de Álex. Siguiente eslabón. Toni Robaina fue el que erró el pase atrás, una metáfora de lo que ha sido su carrera deportiva desde diciembre, cuando fue el último hombre en enterarse, de madrugada, minutos antes de cerrarse el mercado de invierno, de que era jugador de la Unión Deportiva. Recibió una llamada cuando estaba concentrado con el Tenerife para jugar contra el Valencia. Regresó a Gran Canaria sin tener claro ni siquiera cómo era el acuerdo entre los clubes. La decisión fue de Ángel Luis Tadeo. La sugerencia, de un periodista. Paco Castellano no lo quería en el equipo. Tadeo fue el que apostó por Castellano a principio de temporada y quien más difícil se lo puso. El propio presidente de Unión Deportiva reconoce, además, que él quería echar al técnico el pasado diciembre. Es decir, cuando mejor iba el equipo. Sin embargo, el 31 de diciembre LA PROVINCIA publicó una entrevista a Tadeo en la que aseguraba: Le doy todo el apoyo al técnico. Incoherencias. En la misma entrevista, el presidente asegura: Estuve hablando con Lendoiro para recuperar a Manuel Pablo, pero ahora es titular. El propio Tadeo vendió a Manuel Pablo junto al Turu Flores al Deportivo y Las Palmas se quedó sin lateral derecho. Como prueba concreta de que lo que ocurre en el terreno de juego se gesta fuera de él, una pregunta: ¿qué habría pasado el sábado si, en lugar de estar Haber o Álex en el lateral derecho, hubiera estado Manuel Pablo» Cualquier cosa; pero cualquier cosa distinta a lo que ocurrió, porque Manuel Pablo ya no está. Para colmo de incoherencias, Tadeo, quien más ha apostado por la llegada de jugadores extranjeros (contra los que este periodista no tiene nada), asegura públicamente: Bajo mi punto de vista, Ángel, Blas, Molina y Núñez deberían jugar en el primer equipo. Inestabilidad. La intención de Tadeo de regalar sus acciones a Eustasio López durante la reunión de la ruptura del pasado 10 de mayo fue su segundo intento de abandonar la presidencia y el club en esta temporada. En noviembre del 98, la semana previa a la visita de la U. D. al Sevilla, el presidente admitió en una entrevista concedida al periodista Manolo Morales durante su programa matinal en Onda Real que estaba pensando dejar la presidencia tras la pañolada que cerró el partido contra el Compostela en el Insular y las increpaciones de algunos aficionados. Tadeo, que en su fuero interno ya estaría sopesando la posibilidad de relevar a Castellano, recibió la defensa pública más clara precisamente por parte del técnico. El señor Tadeo es un hombre valiente y seguro que va a seguir con nosotros hasta el final, dijo Castellano en la rueda de prensa habitual de los martes de aquella semana. Independientemente de los múltiples fallos del entrenador, es fácil entender que llegara a desquiciarse por la necesidad no sólo de atender a problemas de juego y las relaciones con el vestuario, sino también de templar el clima de inestabilidad permanente de esta temporada. García Remón confesó que perdió diez kilos la temporada que entrenó a la Unión Deportiva. ¿Se puso a régimen o es que sufrió más situaciones de alto estrés que las que conocemos» Si eso ocurrió con el apoyo inquebrantable de Germán Suárez, ¿cuántas horas de sueño habrá perdido Castellano estos meses» Prensa y afición. A esta pregunta muchos responderán: él se lo buscó. Efectivamente: todos los entrenadores quieren entrenar. Sin embargo, los que tuvieron que ver con su contratación aseguran que lo aceptó a regañadientes. ¿Por qué» Porque intuía muchas de las cosas que pasaron después. Él empezó la campaña preso de muchos prejuicios que flotaban en el ambiente, como Pacuco Rosales. Los que decían que a Pacuco había que cesarlo no se retractaron públicamente cuando después ascendió al equipo. Cuando fue cesado en la sexta jornada de Segunda A a nadie le extrañó. Las prisas por ascender se desataron, la rueda se puso en marcha y empezó a apisonar. Llegó Cappa y soltó aquella frase. Los mismos que propiciaron el cese de Rosales cayeron seducidos por la sentencia del entrenador argentino. Cuando fue cesado (con un procedimiento bochornoso), algunos lo festejaron y otros lo lamentaron. Mientras, los aficionados se daban cita dos semanas después en la Plaza de la Victoria para corear: Ni Cappa ni Valdano, Paco Castellano. Un año después, el técnico grancanario tuvo que aguantar el abucheo de un grupo de aficionados después de dimitir. ¿Estaría alguno de ellos un año antes cantando en la Plaza de la Victoria» La prensa y la afición somos en Gran Canaria tan apasionadas como injustas en muchos casos. Una y otra nos alimentamos con mayor virulencia cuando las cosas van mal y frecuentemente ayudamos a que vayan a peor. Guerra encubierta.Esta pasión, la proyección social y económica del fútbol, es un fruto codiciado por muchos. Si se canaliza convenientemente, todo se mueve en unos márgenes razonables. Si no, se camina hacia la paranoia. La Caja Insular puede ser, por su naturaleza, por los objetivos sociales que recogen sus estatutos, un apoyo financiero válido para la U. D., pero la dirección de la entidad de ahorro se ha radicalizado como arma sectaria en lugar de aglutinadora. La Caja ha dado un vuelco a la crisis del consejo de administración del club al haber identificado a Tadeo como su hombre. Entre las múltiples operaciones que les unen está la compra del inmueble de la agencia central de Triana, ahora de Tadeo. Nadie puede condenar que un empresario haga negocios, pero cuando van tan parejos intereses económicos con los de la U. D., el club acaba prostituyéndose, se pierde autoridad interna para decidir sobre problemas deportivos, se desconfía del organigrama (se desautoriza desde el director general al entrenador) y cada uno hace la guerra por su cuenta. |